“Enseñar no es transferir conocimiento”[1], es importante remarcar esta frase, ya que hay que tenerla presente en nuestras practicas pedagógicas, para no caer en lo contrario.
Para freire el inacabamiento es propia del ser humano, ya que somos seres culturales, históricos, pero hay que estar concientes de este inacabamiento ya que esto generara estar
abiertos a seguir adquiriendo conocimientos, y desarrollando nuestra capacidad critica, de esta forma el hombre es conciente, y además, capas de entender el mundo donde vive. Los seres humanos estamos condicionados en este mundo, pero es la capacidad de conciencia del inacabamiento lo que hace que nuestra historia , ósea, las personas tienen que asumirse como parte de la historia y no como objetos que se adaptan al medio.
Lo dicho en párrafos anteriores es lo que nos hace seres éticos, por lo tanto debemos respetar la autonomía y dignidad de los alumnos, y el profesor que se atreve a transgredir estos principios genera una ruptura en su formación ética.
El buen juicio del docente es el que permite que varios factores, como, la humildad la tolerancia, la cultura y los factores sociales se inserten en las practicas pedagógicas. Si un profesor no tiene un “buen juicio”, es poco probable que su desempeño sea el mas adecuado para romper con las políticas centradas solo en las calificaciones y contenidos explícitos en el currículo.
Para que las practica docente provoque cambios, hay que, primero que todo, creernos el cuento de que podemos cambiar las injusticias sociales que hoy se presentan, tenemos que estar concientes de que el cambio es posible, y no quedarse con el discurso barato de que “así es la realidad”, ya que la realidad es así solo por que nosotros dejamos que sea así. La esperanza y alegría que debemos poner en la clases es fundamental para que los niños también tengan esperanza de que su situación puede cambiar.
[1] Paulo Freire, “pedagogía de la autonomía”
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